No fue como en las películas de espías del bloque comunista pero la cumbre que la delegación del Barça mantuvo en Donetsk el 16 de julio con Rinat Akhmetov, plenipotenciario presidente y propietario del Shakhtar, tuvo ingredientes que poco distaron del hermetismo y la inaccesibilidad de tiempos pasados en la antes república soviética. "Es cordial pero frío, no habla ni una palabra de inglés y aunque se le ofrezca un cheque repleto de ceros para llevarse a sus cracks, su respuesta siempre es la misma. Ni hablar de vender. Es imposible negociar con él. El dinero le da absolutamente igual porque tiene más billetes que nadie en todo el país". Así se define desde el club azulgrana al hombre más rico de Ucrania con una astronómica fortuna valorada en 31 billones de dólares.
Akhmetov, duro como un muro, es el interlocutor más inflexible que haya podido encontrar Joan Laporta como presidente del Barça. Anatoliy Tymoschuk, capitán y símbolo del Shakhtar, estuvo dos largos años pidiendo irse pero siempre topó con el hombre que se adueñó del club en 1996 cuando sólo tenía 29 años. Ahora está a punto de cumplir los 43. El Zenit sí se lo llevó tras pagar 14,5 'kilos' en el que aún es el traspaso más caro de la historia de los 'mineros'. Dmytro Chygrynskiy está a un paso de superar el listón sobradamente aunque Akhmetov habrá tardado más de un mes en ceder.
Sin embargo, por la cabeza del amo del Shakhtar no pasa otra cosa que inaugurar el sábado el flamante Donbass Arena, con 50.000 asientos y pagado de su bolsillo por 400 millones de dólares, con el segundo título europeo del club tras ganar en mayo la última UEFA Cup. A su lado quiere el trofeo de la Supercopa después de derrotar al mismísimo Barça de Messi, Ibrahimovic y compañía y para ello quiere a Chygrynskiy el viernes en el césped sí o sí.
De nada ha servido hasta la fecha la afable relación que Akhmetov tiene con Laporta, a quien invitó para la puesta de largo de un estadio con la etiqueta '5 estrellas' otorgada por la UEFA. El presidente barcelonista aterrizó en Donetsk hace cinco semanas con Rafael Yuste, Txiki Begiristain y Raül Sanllehí y, tras una breve visita al Donbass Arena, fueron conducidos a la residencia de Akhmetov a las afueras de la ciudad rodeados de un enorme dispositivo de seguridad con guardaespaldas a diestro y siniestro. Con todo, nada que ver con los 'armarios' que acompañan a Akhmetov en sus apariciones públicas, propias de un jefe de Estado. Eso sí, durante el almuerzo con las mejores exquisiteces ucranianas, todos aguardaron fuera de la sala mientras Akhmetov recurría a su inseparable intérprete para comunicarse con la embajada azulgrana. Ni una referencia a su imperio; sólo se habló de fútbol, del Shakhtar, de Chygrynskiy, del Donbass Arena, del Barça y de Andriy Shevchenko, que le encandiló pese a jugar en el máximo rival doméstico (Dinamo Kiev) cuando metió un 'hat trick' en el Camp Nou en 1997. La cúpula 'culé' regresó con la sensación de haber fracasado en el intento de cumplir el deseo de Guardiola, pero, como en la guerra fría, el teléfono rojo de Akhmetov no ha dejado de sonar y parece que ahora, muy a pesar de su orgullo, Chygrynskiy, sí se acerca al vestuario de Pep, hasta pronto !
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